viernes, 29 de mayo de 2009

EFECTOS DE LA REPRESA DEL CHOCÓN III


EL RELATO DE LOS QUE TUVIERON QUE IRSE....



Referencia de fotos: Antes de un año la población neuquina será anegada por el lago artificial que producirá la construcción de la gran represa patagónica. SIETE DÍAS investigó la curiosa situación de Picún Leufú, un pueblo que deberá ser fundado por tercera vez mientras sus 600 habitantes aguardan que tanto Hidronor como el gobierno provincial cumplan con sus promesas de proveer a los futuros emigrantes con casas y tierras propias.

fotos extraidas de Magicas Ruinas


LA REPRESA DE EL CHOCON

Esta presa, ubicada a 60 km de la ciudad de Neuquén sobre el río Limay, produjo relocalizaciones tanto en ámbitos rurales como urbanos. Las mismas se caracterizaron por la compulsividad con que fueron ejecutadas dado que en ningún momento se consideró la opinión de la población afectada ni se propició su participación. Desconocemos la situación actual de los pequeños crianceros que habitaban en la zona aledaña al actual lago Ramos Mexía, aunque podemos afirmar que no se llevó a cabo ningún tipo de acompañamiento hacia estos pobladores, “ocupantes precarios de tierras fiscales” (“fiscaleros” según la denominación popular); los cuales debido a esta figura jurídica en relación a su modalidad de asentamiento rural, no contaban con ninguna protección legal. Los mismos fueron desplazados sin contemplaciones de las tierras que ocupaban, debiendo abandonar sus viviendas e instalaciones rurales.


No obstante, contamos con algunos testimonios del año 1978 recogidos mediante entrevistas grabadas, efectuadas por la lingüista Leonor Acuña durante un relevamiento en el área de El Chocón sobre la margen rionegrina del río Limay.

Los testimonios son una muestra elocuente del impacto causado sobre estos “fiscaleros” cuyo destino más probable habría sido engrosar el área marginal urbana de las ciudades del Alto Valle del Río Negro y Neuquén.

La pérdida del “capital” (el rebaño) era una constante en la descripción de las pejuicios sufridos por los pequeños productores.

“Mi abuela antes pagaba pastaje y tenía animales. Y así se vivía. Porque esto es todo fiscal. Pero El Chocón no trajo nada bueno.” (...) “Nosotros sabíamos tener muchas chivas, nosotros cosechábamos doscientos, trescientos, hasta cuatrocientos animales chiquitos, así, cualquier cantidad y ¿ahora? Vaya a juntarlos.” (...) “C. llegaba hasta setecientas chivas propias de él, ajuera de las mías y ajuera de las de mamá (en mediería). (...) Teníamos casi mil chivas. Teníamos angora, y anteriormente, eran chivas criollas. Y ahora cuántas quedan aquí, quedarán doscientas y algo de chivas, doscientas sesenta habrá.”(Pobladora del área de El Chocón afectada por el embalse artificial – Entrevista de L. Acuña, 1978).

Otros afectados rurales, a pesar del desamparo a que los sometió Hidronor, lograron recomponer mínimamente su unidad de explotación reubicándose por su cuenta en el medio rural tal como se detalla en el siguiente testimonio:

“Nosotros, cuando se vinieron a hacer El Chocón, acá, R. tenía vacunos, tenía como ochenta vacunos y una majada linda de ovejas, tenía como trescientas ovejas, y entonces ocupaba todo el barrial allá donde está todo lleno de agua, (...) todo eso con las vacas, las ovejas. Todo eso era unlindo campo para este lado. Bueno, ya después vinieron a trabajar, así que ya le avisaron que tenía que salir de ahí. Teníamos puesto aquí en la costa y allá en el barrial. Entonces, ya tuvo que sacar los animales incluso las vacas tuvo que venderlas todas porque ya no tenía adónde tenerlas. Así que se quedó sin chivo, sin oveja, sin vacuno, sin nada, ¿vio? Se quedó con los puro yeguarizo, y después sí, mi mamá dijo: -´Yo no vendo ni nada. Tenga a donde tenga que ir, voy a ir con mis animales´-. Se fueron a la Aguada.(Guzmán)” (poblador de El Chocón, margen rionegrina del río Limay – Entrevista de L. Acuña, 1978).

El incremento de diversas parasitosis de los ovinos fue otro impacto sufrido por los pequeños productores ribereños del río Limay como consecuencia del estancamiento artificial de la aguas del embalse Ramos Mexía.

“Antes, casi no había saguaipé (parásito del ovino). Mire que yo tuve aquí ovejas cuando estuve ahí que era una rinconada y había lagunas, agua estancada, y a mí no se me murió una oveja nunca” (Criancero de El Chocón – Entrevista de L. Acuña, 1978).

Algunos pobladores debieron emigrar ante la inminente inundación de los campos, regresando algunos de ellos luego de transcurrido algún tiempo. La impresión causada ante la visión de los cambios acaecidos se ilustra en el siguiente relato. “¡Uh! ¿Usted sabe el día que yo vine de Neuquén? (...) pasó un año, porque no pude venir y vine un día y encontré un puente flotante que había aquí cuando recién se empezó El Chocón. Y acá, del bajo, la Villa Temporaria. Usted sabe que a mí, cuando yo vi el puente, eso, me quiso agarrar como una deseperación así, qué sé yo. Porque yo a esto lo conozco como la palma de mi mano. Tanto de aquí y del otro lado y de este lado y ya vi todo cambiado. ¿Usted sabe? ¡Qué desesperación jue para mí ver todo esto así! ¿Usted sabe lo que es? Yo nunca pensé que yo me iba a emocionar una cosa así, que me iba... Yo no dije nada, ¿vio? Porque mi hermana dijo: -Vamos, vamos-.”(...) “Cuando vine, estaba el destacamento y el puente flotante y los camiones que iban, que venían (...) da pena de ir a ver eso. Qué sé yo, para mí jue algo increíble de lo que vi, porque nunca pensaba... (...) Porque, anteriormente, cuando empezaron a hacer el estudio, yo venía cada tanto y vi todo el estudio que hicieron, (...) que le hicieron al río, a la tierra, ¿vio? Perforaban al medio del río esas máquinas, todo eso vi yo, ¿vio? Pero ya cuando pasó un tiempo, cuando vine, estaba todo hecho.

Así que... ¿Usted sabe lo que es venir y ver todo distinto? Usted ve eso para allá y después de aquí a un año que venga y que sea otra... Más, que nosotros lo hemos criado acá. Usted veía esa barda allá todo lleno de chivas, muchos animales. Y después, venir y no ver nada y ver todo un pueblo. Era... ¡Ay! ¡Cuando llegué! ¡Ay, Dios! ¡Qué triste! Jue una tristeza para mí... No fue alegría que me dio, ¿vio? A mí no me dio una alegría de ver eso un pueblo, sino jue una tristeza, y de ver todas las bardas acá, todo hecho pedazos, ya, todo distinto.” (...) “Está todo dado vuelta. (...) Ahí había islas. ¿Cuántos islotes ocupábamos nosotros para meter los animales? Y cuando vine estaba todo lleno de agua y no había nada. Incluso, ande estaba la casa de nosotros, ni se veía. Estaba hasta arriba de agua. Imnagínese lo que sería para mí, ¿no? Yo no dije nada, pero... Me la aguanté. Casi me ha dado ganas de llorar. Qué sé yo. Que se termina lo natural, lo que uno ha visto en su vida y después, todo al revés, distinto...” (pobladora emigrada de El Chocón, margen rionegrina del río Limay – Entrevista de L. Acuña, 1978).

EFECTOS DE LA REPRESA DEL CHOCÓN III

EL RELATO DE LOS QUE TUVIERON QUE IRSE....

EFECTOS DE LA REPRESA DEL CHOCÓN III

EL RELATO DE LOS QUE TUVIERON QUE IRSE

EFECTOS DE LA REPRESA DEL CHOCÓN II


ASPECTOS DEMOGRAFICOS
De acuerdo con el Censo Nacional de Población y Vivienda de 1991 el departamento
contaba con 3.333 habitantes, distribuidos entre 1.796 varones (53.9%) y 1.537 mujeres (46.1%),
con un índice de masculinidad de 116, el cual estaría señalando la incidencia de la inmigración
masculina hacia la planta urbana y la emigración femenina desde la zona rural. A su vez la densidad
total del departamento según el censo mencionado era de 0,7 habitantes por km2, en cambio en los
Censos Nacionales de 1970 y 1980 dicha densidad era de 0,3 y 0,4 habitantes por km2
respectivamente. Por su parte, el pueblo de Picún Leufú durante la misma medición contaba con un
total de 2.526 habitantes, de los cuales 2.054 (81.3%), se encontraban en la zona urbana y 472 en la
rural (18.7%). Asimismo si comparamos estos datos con los del Censo Nacional de 1970 (el
momento del reasentamiento), podemos apreciar la marcada diferencia poblacional existente durane
un período de 21 años. En efecto, en 1970, año previo a la relocalización, la localidad de Picún
Leufú contaba con un total de 578 habitantes, con 133 (23%), establecidos en la zona urbana y 445
(77 %) en el área rural. En el siguiente Censo Nacional realizado en 1980 el pueblo contaba con
1.075 habitantes, de los cuales 597 habitaban en el sector urbano (55.5%), y 478 en el rural
(44.5%). Había crecido un 185.9% en dicho período intercensal, en particular la planta urbana. En
cambio, en el período comprendido entre los censos de 1980 y 1991 el crecimiento fue mayor,
alcanzando el 234.9%, siendo la tasa media de acrecimiento anual en dicho período de 45.7%.
Como contraste podemos apreciar que durante el Censo Nacional de 1960 el departamento Picún
Leufú en su conjunto (incluyendo otras localidades rurales y urbanas), contaba con un total de 1.625
habitantes distribuidos entre 299 familias (Dirección Nacional de Estadísticas y Censos 1960).
Por otra parte, el total estimado para el departamento en su conjunto para el año 1996 era de
3.800 pobladores, percibiéndose un crecimiento del 14% respecto a la medición de 1991 y de 114
,5% en el período de 36 años comprendidos entre 1960/96. A su vez se estimaba para el año 2000
una cifra aproximada de 4820 habitantes. Teniendo en cuenta esta estimación y relacionándola con
los datos del Censo de 1991 podemos obtener la tasa media anual de crecimiento, la cual para dicha
década fue del 38.5 por ciento (Provincia del Neuquén 1999).
Extraído de CUADERNOS DE ANTROPOLOGIA, Nº 20. E/P.INSTITUTO NACIONAL DE ANTROPOLOGIA Y PENSAMIENTO LATINOAMERICANO
(INAPL) ."A TREINTA AÑOS DEL REASENTAMIENTO DE PICUN LEUFU" Autores:Alejandro Omar Balazote *Juan Carlos Radovich

EFECTOS DE LA REPRESA DEL CHOCÓN I


A TREINTA AÑOS DEL REASENTAMIENTO DE PICUN LEUFU
Alejandro Omar Balazote *
Juan Carlos Radovich **

El pequeño pueblo neuquino de Picún Leufú fue la primera localidad de la región Comahue
en sufrir un proceso de reasentamiento forzoso debido a la construcción de una gran represa
hidroeléctrica. En efecto, hacia comienzos de la década de 1970, la construcción del complejo El
Chocón-Cerros Colorados, denominada entonces “la Obra del Siglo”, motivó el reacomodo de la
población urbana y rural de dicha localidad debido al llenado del embalse artificial “Exequiel
Ramos Mexía”, generando una serie de impactos cuyos alcances se extienden hasta el presente.
Sin embargo, Picún Leufú varias décadas antes, ya había experimentado una serie de
traslados de su planta urbana, cuyos recuerdos permanecen en la memoria colectiva de su
población. En esos casos el reasentamiento se debió a razones diferentes como veremos más
adelante.
ASPECTOS GENERALES DE LA LOCALIDAD
Picún Leufú significa “Arroyo del Norte” en lengua mapuche, cuyas nacientes se
encuentran en la sierra de Chachil en el centro de la provincia de Neuquén. Luego de un recorrido
de aproximadamente 150 km, durante el cual forma un fértil valle, desemboca en el lago artificial
“Exequiel Ramos Mexía” (816 km2 de superficie y 80 mts. de profundidad).
El departamento del mismo nombre se encuentra asentado en el sector Centro-Este de la
provincia. En su totalidad posee una extensión de 4.580 km cuadrados. Picún Leufú, cabecera del
departamento se encuentra emplazada sobre la ruta nacional Nº 237, a una distancia de 135 km de
Neuquén Capital, a 300 km de San Carlos de Bariloche, a 56 km de El Chocón, a 92 km de Piedra
del Aguila, a 150 km de Zapala y a 78 km del núcleo Cutral Có-Plaza Huincul (Varios autores
1980).
* UBA abalazot@fibertel.com.ar
** INAPL-CONICET-UBA ivi@bibapl.edu.ar
BREVE HISTORIA DE PICUN LEUFU

El coronel Enrique Godoy crea el Fortín Picún Leufú el 1º de diciembre de 1882. Al año
siguiente, el 17 de diciembre de 1883, el mismo militar ya promovido al grado de general, decide
reemplazar el nombre de la localidad por el de “Cabo Alarcón”, en homenaje al suboficial del
Ejército, que durante las acciones militares llevadas a cabo contra los aborígenes de la región, murió
durante una misión de correo. Desde aquel momento dicho fortín con una dotación de 20 hombres
se constituyó en un paso obligado hacia la Cordillera de los Andes. La localidad contaba con
escuela, un palomar militar, comisaría, registro civil/juzgado de paz, almacén de ramos generales,
herrería, carpintería, fábrica de carros, etc. (Astigarraga 1982).
Entre los primeros pobladores, algunos de los cuales ya se encontraban en la zona hacia
1897, había, además de indígenas y criollos, españoles, italianos, chilenos, uruguayos y
vascos/franceses. Algunos de ellos se habían desempeñado como militares durante la campaña de
exterminio llevada a cabo contra los indígenas. La mayoría de los pobladores de origen europeo, se
dedicó a la ganadería en predios de cierta extensión, mientras que los migrantes criollos
provenientes de Chile en su mayoría, se concentraron principalmente en parajes cercanos como
Limay Centro, Paso Aguerre, El Sauce y Cerro León, dedicándose a la pequeña producción
doméstica agropecuaria, complementada con el trabajo asalariado en los establecimientos ganaderos
de la zona (Caminotti 1999).
En el año 1912 ocurrió la primera relocalización de población e infraestructura como
consecuencia del traslado de la escuela local, la comisaría y el palomar militar, produciéndose el
decaimiento de la importancia del lugar al quedar reducido a un establecimiento ganadero y un local
de comercio. Ello se debió principalmente a que algunos propietarios de la zona comenzaron a
alambrar sus “propiedades”, es decir a delimitar las tierras que reclamaban como propias, en una
época signada por la confusión e imprecisión en la demarcación y tenencia de los predios. Algunos
testimonios atribuyen el traslado al problema de las frecuentes inundaciones que el área sufría
(Caminotti 1999). El traslado del centro de servicios se realizó a una distancia de 18 kilómetros al
oeste de la desembocadura del arroyo Picún Leufú. Según el mismo autor, la decadencia de Picún
Leufú como centro de importancia debido a su estratégica ubicación geográfica en la ruta entre el
Alto Valle del Río Negro y la zona cordillerana, se debió al trazado de la vía férrea hacia Zapala en
el centro de la provincia. Esta decisión, en lugar del trazado a través de Picún Leufú selló la suerte
del poblado, el cual fue perdiendo importancia paulatinamente y en forma simultánea al crecimiento
de Zapala, especialmente a partir de 1915. Hasta entonces, Picún Leufú se había constituido
también como centro nodal de recepción y distribución de mercaderías producidas en la zona, como
por ejemplo, lanas, cueros y otros frutos, provenientes de las localidades rionegrinas de Mencué, El
Cuy, Lonco Vaca y Naupa Huén; las cuales eran transportadas en una balsa a través del río Limay
para luego ser enviadas hacia otras localidades del país como por ejemplo Bahía Blanca o Buenos
Aires. De esta manera y mediante otra investigación que realizáramos en la localidad de Naupa
Huén y en la reserva indígena de Pilquiniyeu del Limay (Balazote 1995 y Radovich 2003),
compartimos la opinión de Caminotti cuando afirma “(que) el río Limay no era una frontera o límite
que dividiera a los territorios de Neuquén y Río Negro, sino que por el contrario era una vía de
unión, en la que se desarrollaba un intenso tránsito y un comercio e intercambio entre ambas
orillas” (Caminotti 1999:4). Estos datos nos permiten conceptualizar una especie de micro-región
cuyo centro estratégico era Picún Leufú, en torno al cual se articulaban una serie de intercambios
entre las estancias ubicadas sobre las márgenes del río Limay y los pequeños chacareros ubicados
sobre tierras fiscales que practicaban una economía llevada a cabo por los miembros de la unidad
doméstica, algunos de los cuales en forma estable y otros en forma temporaria vendían su fuerza de
trabajo como peones en los establecimientos ganaderos vecinos. Estos establecimientos tenían una
gran importancia para la región, dado que por ejemplo la estancia San José, perteneciente a la
Compañía Inglesa de Tierras contaba con aproximadamente unas 20.000 cabezas de ganado lanar,
empleando en el momento de mayor auge un total de 60 peones en épocas de esquila (testimonio de
B. Z. nativo de Lonco Vaca, citado en Caminotti 1999). Este establecimiento junto con la estancia
“Soteras” estaban emplazados en la ribera rionegrina, mientas que las estancias “Cabo Alarcón”,
“Pantanitos” y “El Mangrullo” se ubicaban sobre la margen neuquina del río Limay.
Por otra parte, el 12 de diciembre de 1940 se considera la fecha de la segunda fundación del
poblado, debido a la firma del decreto Nº 79.488 por parte del entonces Presidente de la Nación,
Ramón Castillo. El pueblo constaba de 36 manzanas, sobre las cuales se encontraba el centro
comunitario en solares donados por un particular de la zona.
Trabajo extraído de CUADERNOS DE ANTROPOLOGIA, Nº 20. E/P.
INSTITUTO NACIONAL DE ANTROPOLOGIA Y PENSAMIENTO LATINOAMERICANO
(INAPL)

martes, 19 de mayo de 2009

La Iglesia y El Choconazo


La Iglesia tuvo un papel importante en la huelga, tanto a nivel de las comunidades del Alto Valle, como sus principales pastores, entre ellos monseñor Francisco De Nevares. En pleno conflicto las dos figuras más emblématicas de la iglesia neuquina fueron el cura obrero Pascual Rodriguez y el Obispo de Neuquén.

Las distintas comunidades parroquiales fueron fundamentales a nivel logístico, ya que sin el trabajo de miles de cristianos solidarios la huelga no se podría haber extendido en el tiempo. Desde la colecta de víveres , las travesías para que estos llegaran a los helguistas por caminos alternativos y la vigilia que se efectuaba esperando el exitoso desenlace. Todas las acciones de los obreros no hubieran sido posible sin el acompañamiento de un sector amplio de la población de Río Negro y Neuquén que veían en este reclamo el reclamo de la clase trabajadora en general.